La iluminación inteligente también se puede integrar con sensores de movimiento o presencia. En pasillos, escaleras o baños, estas configuraciones resultan especialmente prácticas, ya que permiten que la luz se active automáticamente al detectar movimiento. Además de aportar comodidad, puede contribuir al ahorro energético al evitar luces encendidas innecesariamente.
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En hogares con niños o personas mayores, esta tecnología puede aportar un valor añadido. Al facilitar el control remoto o automático, se reducen los desplazamientos innecesarios y se mejora la autonomía. Además, en caso de ausencia prolongada, el encendido y apagado programado puede simular la presencia de personas, un detalle que muchas familias valoran para reforzar la seguridad del hogar.
La iluminación conectada sigue evolucionando con nuevas funciones y compatibilidades. Actualmente, es posible vincular las luces con otros elementos del hogar inteligente, como altavoces, persianas o incluso sistemas multimedia. Aunque no es imprescindible transformar toda la casa de golpe, pequeñas incorporaciones como las bombillas inteligentes permiten experimentar con la tecnología y mejorar la comodidad del hogar sin grandes cambios estructurales.