Cuidar del coche de forma regular no solo alarga su vida útil, sino que también mejora la seguridad y reduce la probabilidad de averías inesperadas. No hace falta tener conocimientos avanzados de mecánica para realizar algunas comprobaciones básicas que marcan la diferencia. Establecer una rutina sencilla de mantenimiento puede ahorrarte visitas innecesarias al taller.
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Revisar el estado de los neumáticos es uno de los pasos más importantes. Controlar la presión una vez al mes, o antes de realizar viajes largos, permite mantener el agarre adecuado y evitar un desgaste irregular. También conviene prestar atención a posibles grietas o señales de deterioro. Los neumáticos en buen estado no solo contribuyen a una conducción más segura, sino que también mejoran la eficiencia del combustible.
Otro aspecto fácil de controlar es el nivel de aceite del motor. Consultar el manual del coche para localizar la varilla de medición y seguir los pasos indicados no suele llevar más de cinco minutos. Un aceite limpio y en cantidad suficiente ayuda a proteger el motor frente al desgaste. Además, cambiar el aceite con la frecuencia recomendada por el fabricante es una de las tareas de mantenimiento más importantes.