El sistema de frenos también merece atención. Si se escuchan ruidos al frenar, o si el pedal responde de forma distinta a lo habitual, conviene acudir a un especialista lo antes posible. Aunque muchas partes del sistema no se pueden revisar en casa, sí es posible detectar señales de que algo no va bien. Estar atento a estos pequeños detalles puede evitar problemas mayores.
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Mantener limpio el interior y el exterior del coche no es solo una cuestión estética. El polvo y la suciedad pueden dañar elementos como la pintura, las juntas de goma o los faros. Limpiar el coche regularmente y aplicar productos adecuados ayuda a preservar sus materiales. También se recomienda pasar la aspiradora por dentro cada dos semanas y revisar el estado de alfombrillas y cinturones.
Por último, llevar un registro de revisiones, cambios de filtros, batería o pastillas de freno facilita el control general del vehículo. Muchas veces, las averías surgen por descuidos acumulados, no por fallos puntuales. Tener este control permite planificar mantenimientos con tiempo y, en consecuencia, cuidar del coche de forma más responsable y efectiva sin grandes complicaciones.